Tres novias en su gran día
Invitadas por Bodas, tres novias se reunieron a tomar el té
EL COMPROMISO
¿Cuándo decidieron casarse y cómo fue la propuesta?
Gabriela: Hacía ocho años que estaba de novia y aunque sabía que en algún momento mi novio me iba a proponer casamiento, porque ya lo habíamos hablado, me sorprendió. Un día me invitó a cenar a Café Misterio y me lo propuso; en ese mismo momento pensamos la fecha y decidimos casarnos en la parroquia Stella Maris. El día antes del casamiento vino de sorpresa y me regaló un anillo como obsequio de casamiento.
Maite: Nosotros hacía siete años que estábamos de novios y ya lo teníamos muy pensado y conversado, así que no hubo nada de sorpresa. Teníamos claro que lo queríamos hacer en verano, así que aproximadamente un año antes empezamos a averiguar lugares para hacer la fiesta. El 8 de diciembre era nuestro aniversario de novios y en el lugar que nos gustaba había lugar, así que enseguida nos decidimos. El anillo de compromiso me lo regaló un tiempo después porque lo encargó en Estados Unidos.
Sofía: Estábamos de novios hacía 10 años, ya lo habíamos hablado muchas veces y los dos sabíamos que nos íbamos a casar. Él estaba estudiando, así que esperamos el momento adecuado. El día de mi cumpleaños, me sorprendió con el anillo de compromiso.
PLANIFICACIÓN
¿Cómo eligieron el lugar del casamiento?
Sofía: Nos gustaban dos lugares y siempre fueron los únicos dos que consideramos. Queríamos que fuera cerca de la iglesia para que los invitados no tuvieran que trasladarse a un lugar lejos al finalizar la ceremonia. Elegimos La Hacienda porque, además, es un lugar grande para la cantidad de invitados que teníamos.
Maite: Nosotros nos casamos de día, a las 5 de la tarde, y nos importaba que fuera un lugar lindo para el día. Queríamos que fuera todo más descontracturado y nos pareció que de día era todo más informal. Yo quería hacer el casamiento religioso ahí mismo, pero no se puede, así que nos casamos en San José de la Montaña e hicimos la fiesta en Elías Regules. Me gustaba que el salón fuera todo vidriado porque, si estabas adentro, también podías disfrutar del día y del parque.
Gabriela: Nosotros lo hicimos en Villa Domus, siempre me gustó ese lugar. En un principio habíamos puesto la iglesia para el sábado 30 de noviembre, pero como en Villa Domus no había lugar ese sábado terminamos cambiando la iglesia para el viernes.
¿Y los padres participaron?
Maite: En mi caso, las que más participaron fueron mi madre y mi suegra. A la degustación de la comida también nos acompañaron mi padre y mi suegro, pero principalmente las que estuvieron fueron las mujeres, nos parecía importante darles un espacio para opinar.
Sofía: En mi caso, los más involucrados fueron mi suegra y mi padre. Nos acompañaron en todo, ayudaron y también opinaron.
Gabriela: En nuestros preparativos, la participación de los padres, más que opinando, fue como apoyo y compañía. Tanto nuestros padres como nuestros hermanos nos ayudaron y acompañaron, pero dándonos el espacio para que nosotros pudiéramos decidir.
¿Que fué lo que más disfrutaron de la preparación?
Sofía: Yo disfruté todo y en especial me gustó muchísimo seleccionar y decidir todo lo vinculado con la decoración. La decoración la hicimos con Cinzia Bialade, Hildegard Gmeiner y Carolina Aguirre, y la verdad es que fue un placer y nos entendieron perfecto lo que queríamos. Toda esa etapa fue muy disfrutable.
Maite: Yo no disfruto mucho de esas cosas, la verdad es que cuando me estaba por casar pensaba: “Qué suerte que esto es solo una vez en la vida”. Yo iba paso a paso marcando lo que íbamos resolviendo, para que llegara el día. Todo lo que podía delegar, lo delegaba.
Gabriela: A mí me divirtió mucho la organización, disfruté de la elección de la decoración, de la comida, el vestido. Las pruebas del vestido, maquillaje, peinado, todo eso me encantó. Y también disfrutamos juntos de la organización de la fiesta en sí misma.
¿Qué fue lo más complicado de la preparación?
Gabriela: Una cosa que me complicó a último momento fue el armado de las mesas. Es como armar un puzzle, decidir quiénes van en cada mesa es complicado y siempre te queda alguien por ahí.
Maite: En mi caso, lo más complicado fue coordinar los tiempos del casamiento. Nosotros no queríamos bailar el vals y tampoco había una instancia de comida formal en la que todos los invitados iban a estar sentados al mismo tiempo. Eso complicó un poco el timing y la organización porque era una propuesta diferente.
Sofía: Para nosotros lo más complicado fue organizar el cotillón, no teníamos ni idea de qué hacer. Me costó elegirlo. Cuando empecé a ver todas las posibilidades que había me empecé a entusiasmar y elegimos todo relacionado con el verano, vinchas con flores, collares, y gorros para los varones. El día antes del casamiento, a las 12 de la noche, miré las bolsas del cotillón y me vino un ataque de estrés cuando me acordé que tenía que clasificar el cotillón en distintas bolsas.
MOMENTOS
¿En qué consistió la despedida más divertida?
Sofía: La más divertida fue la que nos hicieron los amigos de mi novio, que también son amigos míos. No fue nada alocado, pero nos redivertimos, nos hicieron preguntas muy divertidas, nos disfrazamos, e incluso tiraron fuegos artificiales. Fue una despedida de solteros mixta y estuvo muy buena.
Maite: A mí me gustó pila la que me hicieron mis amigas más íntimas. Nos fuimos un fin de semana a San Francisco de las Sierras en Minas y tuvimos tiempo para estar tranquilas y charlar. También estuvo redivertida la que me hicieron las maestras del colegio, compañeras de trabajo.
Gabriela: La más divertida fue la de mi grupo de amigas. Nos fuimos a Colonia a pasar un fin de semana y pasamos divino; más allá de la noche y de la despedida en sí misma, estuvo bárbaro compartir todo el fin de semana con amigas. Otra que me gustó mucho fue una mixta que nos hicieron mis amigas con sus maridos. Me parecen redivertidas las despedidas mixtas.
¿Cuál fue el momento en que pasaron más nervios?
Gabriela: El momento de más nervios fue cuando estaba en el hotel pronta para salir, y el camino a la iglesia. Después de que se abrieron las puertas de la iglesia se me fue todo.
Maite: Para mí lo mismo, el camino del hotel a la iglesia en el auto fue el momento de más nervios. En mi caso, el coro estaba integrado por mi familia, mis hermanos, una amiga, algunos tíos y primos, y me puse muy nerviosa cuando llegamos a la iglesia porque estaba mi hermano afuera y me avisó que el encargado del sonido había llegado tarde. Había que esperar porque tenían que arreglar el sonido. Estuve como 15 minutos afuera, ese momento fue eterno.
Sofía: A mí todo me estresa, soy la típica que se pone nerviosa por todo. Ese día los nervios empezaron cuando me desperté y vi que estaba lloviendo, aunque por suerte a mediodía salió el sol. Más tarde, en el hotel, después de que terminaron de sacar las fotos, me volvió el nerviosismo. Me quería ir en ese instante a la iglesia y, mientras esperaba, llamaba a una amiga y le preguntaba si estaban todos en la iglesia, y si habían entregado los abanicos, porque habían abanicos para los invitados. Cuando estábamos llegando a la iglesia, le pedí al hombre del remise que diera una vuelta a la manzana. Mi padre me decía: “Sofía, ¿qué te pasa?”. Y yo le decía que no podía, que esperara un poquito porque ahora no podía.
Algo inolvidable de ese día
Sofía: La entrada a la iglesia con mi padre y el camino hasta el altar donde estaba mi novio esperando fue muy emocionante e inolvidable
Gabriela: Lo que me dijeron mis amigas en la ceremonia.
Maite: Recuerdo un momento en medio de la fiesta en que yo salí afuera y estaba mi marido y nos sentamos solos en un living del jardín. Fue un momento inolvidable porque nos pusimos a charlar entre nosotros, por un instante dejamos de ser protagonistas y nos pusimos a observar juntos el casamiento desde afuera.
EL VESTIDO Y EL TOCADO
¿Cómo eligieron el vestido?
Gabriela: Yo tenía decidido el diseño del vestido desde el comienzo y me lo quería hacer con Laura Sorhuet, porque unas amigas y mi cuñada se lo habían hecho con ella y me gustaba; no averigüé mucho. Así que le llevé el diseño y me lo hizo tal cual como lo quería.
Maite: Yo llegué a la diseñadora sin tener muy claro lo que quería, sabía bien lo que no quería y la verdad es que a partir de eso fue saliendo. También me lo hice con Laura Sorhuet, porque la conocía por varias amigas que se lo habían hecho con ella, y me reayudó.
Sofía: Yo me lo hice con Vera. Mi suegra, cuando se casó, se lo había hecho con Vera y cuando fui a la primera entrevista sentí que me había entendido. Yo sabía qué telas quería usar, pero no tenía mucha idea del modelo, así que lo fuimos viendo juntas. Compré todas las revistas de novias que encontré y quedé super conforme.
¿Cómo eligieron el tocado?
Sofía: Visité dos tocadistas, la primera no me convenció del todo y después fui a una entrevista con Paola Malaquin y me quedé con ella. En cuanto al diseño del tocado, yo sabía que quería algo simétrico y para adelante. Fue gracioso, porque encontré un collar en Zara que tenía algo de lo que quería, así que se lo llevé a Paola y ella me lo recortó, le agregó piezas y lo rearmó. Por suerte me interpretó perfecto lo que quería.
Maite: Yo fui directo a María Toucón, decidida a hacérmelo con ella pero sin ninguna idea de lo que quería. Ella me probó pila de cosas diferentes en la cabeza, lo fuimos sacando juntas y la verdad es que quedé feliz.
Gabriela: Con respecto al diseño yo tenía una idea de lo que quería, me gustaba un tocado con un estilo veraniego, con flores y que se colocara en la parte de atrás de la cabeza. Visité dos tocadistas y después fui a una entrevista con Paola Malaquin y me encantó; me lo armó en el momento, me gustó mucho y no lo cambié.
¿Quién las acompañó a las pruebas?
Maite: En mi caso, fue bastante concurrido. Me acompañaron mi madre, mis hermanas, mis amigas y a alguna prueba también fueron mi suegra y mi cuñada.
Gabriela: A mí siempre me acompañó mi madre, en algún momento pensé en invitar a unas amigas, pero después preferí que fuera una sorpresa.
Sofía: A la primera etapa del diseño del vestido fui con mi suegra, porque ella también se lo hacía con Vera, y para la última prueba también me acompañaron dos de mis amigas.
¿Qué le dirían a una novia que está por casarse?
Gabriela: Que disfrute, que la organización del casamiento está buena para compartirla con su marido, con la familia y con sus amigos. Que no se ponga nerviosa y lo disfrute.
Maite: Le diría que disfrute y se sienta cómoda con lo que eligió. Es importante pensar bien qué es lo que le gusta y hacer lo que uno quiere. Y le recomiendo a todo el mundo casarse de día porque es divino.
Sofía: Pensar bien lo que uno quiere para ese día y disfrutarlo con toda la familia, tratar de que todos puedan ser parte. Todo me parece lindo, desde el principio y hasta el final. Y lo que tenga presente es que se te pasa volando, porque es verdad.
¿Se arrepintieron de algo?
Sofía: Yo siempre decía que no iba a ser de esas novias que se pasan sacando fotos y no se sientan un minuto a comer. Y la verdad es que no pude, me arrepiento porque no probé ni un bocado.
Maite: No me arrepiento de nada. Si lo tuviera que hacer de vuelta, lo haría igual.
Gabriela: No, yo tampoco me arrepiento, estuvo todo bien, me encantó todo lo que hice.
¿Qué les hubiera gustado que les dijeran antes del casamiento?
Maite: Que dentro de las posibilidades está bueno hacer lo que uno quiere en su casamiento. Me parece importante respetar lo que a cada uno le gusta y lo que no. Si no les gusta el cotillón y no quieren hacerlo, no lo hagan. Si no quieren bailar el vals, tampoco lo bailen. Nosotros hicimos lo que quisimos y nos quedamos recontentos. Todo el mundo nos decía: “¿Cómo no van a bailar el vals?”. Y la verdad es que miramos para atrás y no nos arrepentimos.
Sofía: Yo diría que no es necesario ponerse tan nervioso porque al final todo sale bien, y si algo no sale bien, seguramente es un detalle, una cosa mínima de la que nadie se da cuenta y por la que no vale la pena estresarse.
Esta nota fue publicada en Bodas número 46.