¡Nos queremos casar!…como Dios manda (Parte 1)
“Nos queremos casar!… como Dios manda, es el título para un libro dedicado al tema del matrimonio que escribió Monseñor Jaime Fuentes, Obispo de Minas. A través de 43 páginas, con un formato de preguntas y respuestas, el prelado construye un catecismo para novios que están preparando su casamiento.
El libro se estructura en 3 partes. La primera es una introducción en forma de diálogo con una pareja, Juan y Laura, que a punto de dar su “sí” pide al obispo escribir un pequeño manual sobre el matrimonio y lo que implica.
Una segunda parte que incluye 47 preguntas, con sus respuestas, orientativas para los novios y futuros esposos. En estas interrogantes se incluyen desde los orígenes del matrimonio hasta consejos prácticos para el día a día de una familia.
La tercera parte tiene un formato de carta que Mons. Jaime Fuentes escribe a esta pareja de novios prontos a casarse, y que reafirma y amplía algunos de los puntos encarados en las preguntas. Además recomienda a los futuros esposos leer el Catecismo de Iglesia Católica, así como las exhortaciones apostólicas Amoris laetitia (del Papa Francisco) y Familiaris consortio (de san Juan Pablo II). También, el prelado insta a los jóvenes que están pensando en el matrimonio a dialogar con un sacerdote, o con algún matrimonio con buena formación católica, cuando surjan las dudas o busquen consejo.
El libro se puede adquirir en LEA Tienda Arquidiocesana, y su valor es de $150.
Aquí un extracto de algunas preguntas de la primera parte que habla ¿Qué es el matrimonio?
¿Cuál es el origen del matrimonio?
Dios es el autor del matrimonio. El, que es Amor, creó al varón y la mujer “a su imagen y semejanza”, destinándolos a reflejar su amor y participando de su poder creador. Leer despacio Génesis 1,26 a 2,25.
¿Porque quiso Dios el matrimonio?
Lo quiso porque, como se lee en el Génesis, “no es bueno que el hombre (es decir, la persona) esté solo”. Complementándose mutuamente y porque son imagen y semejanza de Dios, varón y mujer se aman y traen al mundo nuevos hijos de Dios, que puedan gozar para siempre de la felicidad divina.
¿Si un hombre y una mujer quieren compartir su vida por amor, ¿tienen necesariamente que casarse?¿No es una cuestión burocrática?
No, no lo es. El matrimonio, desde siempre y en todas partes, es la base de una comunidad más amplia, la familia, célula fundamental de la sociedad. En todas las culturas, la celebración del matrimonio es la mayor de las fiestas, porque en el se advierte vivamente la participación del amor de Dios y de su poder creador. El hecho de asumir un compromiso público ante las familias, los conocidos, la sociedad, la Iglesia, tiene un enorme valor. Por eso está regulado por la ley eclesiástica y civil, de manera que tanto los cónyuges como los hijos encuentren protegidos sus derechos y cumplan sus deberes, entre ellos y con la sociedad en que viven.
¿Que quiere decir que el matrimonio es un sacramento?
En la iglesia hay siete sacramentos. todos tienen en común que fueron instituidos por Jesucristo para santificarnos, con signos sensibels a la gracia de dios, que dan la gracia que significan. En el bautismo, pr ejemplo el signo es el agua, cuyo fin es limpiar; derramándola en la cabeza del bautizado, ese signo quiere decir que, por medio del agua, Dios mismo limpia el pecado o los pecados que tiene el que lo recibe. La alianza matrimonial, que existe desde la creación del hombre y la mujer, fue elevada por el mismo Jesucristo a la dignidad del sacramento. Cuando los contrayentos pronuncian el consentimiento matrimonial que los convierte en esposos, es Jesucristo por la acción del Espíritu Santo, el que los une; por eso participan de la alianza nupcial de Cristo y de la iglesia y empiezan a ser un signo viviente del amor indisoluble y fiel con el que Cristo ama a la iglesia el matrimonio se hace sacramento. San Pablo explica esto con mucha profundidad y claridad en el capítulo 5 de la Carta a los cristianos de Éfeso.
¿Qué quiere decir casarse por la Iglesia?
Al casarse por la Iglesia, los mismos bautizados hacen el sacramento del matrimonio: ellos son los ministros del sacramento; el sacerdote o el diácono que reciben su consentimiento, son solamente un testigo cualificado de parte de la Iglesia. casarse por la Iglesia quiere . el día en que se casan, no solo ponen a Dios como testigo del propósito de vivir su unión matrimonial con la misma fidelidad con la que Jesús es fiel a la Iglesia, sino que, por el sacramento mismo, estrenan una realidad nueva; marido y mujer, transformados por el Espíritu santo, comienzan a ser ministros de Jesucristo para cumplir la misión que Dios les confía.