
UN CUENTO DE HADAS

“You look amazing. I am so lucky”, le dijo el príncipe Harry al ver a Meghan Markle llegar al altar. ¿Puede ser más romántico el comentario de un novio a una novia?
El casamiento fue el 19 de mayo, en Windsor, Inglaterra. La novia llegó a la capilla St George a las 12 en punto, con un vestido de líneas simples y escote bote de la diseñadora inglesa Clare Waight Keller, de Givenchy.

El velo de tul de Meghan era impactante —también diseñado por Clare Waight Keller de Givenchy—, tenía flores bordadas, “la flor distintiva de cada país de la Commonwealth unida en una espectacular composición floral”, según informó el palacio de Kensington. Cada flor correspondería a cada uno de los 53 países de la Mancomunidad Británica de Naciones, a los que quería acompañar durante esa instancia.
LA CEREMONIA
La ceremonia no tuvo desperdicio fue en la capilla St George de Windsor. La novia entró sola, seguida de un cortejo de pajes y damas, sin nadie que la escoltara, rompiendo la tradición de que el padre lleve a su hija al altar. Recién a la mitad del camino la buscó el príncipe Charles para acompañarla hasta donde la esperaba Harry para dar el sí. La homilía estuvo a cargo del arzobispo Michael Curry. Este pronunció un apasionado discurso sobre el “poder del amor”( ver la última página), citando a Martin Luther King, e hizo reír a los asistentes en algunos momentos de su sermón, y fue el primer arzobispo de raza negra en oficiar un casamiento real. Un coro gospel de Karen Gibson and The Kingdom Choir interpretó “Stand by me” de Ben E. King, que es la canción que eligieron los novios.

En la cabeza lució una tiara de filigrana de la reina Mary de Teck, abuela de la reina Isabel II, que llevaba más de 60 años guardada en el joyero real de la familia real británica.

Las invitaciones se hicieron en cartón grueso blanco, de 20 por 15 centímetros, con el escudo de la reina en dorado y filete dorado alrededor, impresas en letra inglesa negra.

Los arreglos florales de la capilla y la recepción fueron hechos por Philippa Craddock, con flores y otros follajes de los jardines de la Corona y del parque de Windsor, como ramas de hayas, abedules, rosas blancas de jardín, peonías (la flor favorita de Markle) y digitalis.

Luego de la ceremonia los novios dieron un recorrido en la carroza hasta llegar al palacio de Windsor, donde la reina Isabel II ofreció un almuerzo para todos los invitados. En la foto, los novios con la duquesa de Cornwall, el príncipe de Gales, Doria Ragland, el duque de Cambridge, el duque de Edimburgo, la reina Isabel II, la duquesa de Cambridge, la princesa Charlotte, el príncipe George, y el resto de los pajes en el salón Verde del castillo de Windsor.

El duque y la duquesa de Sussex posan en una foto con el cortejo de pajes y damas entre los que están la princesa Charlotte, el príncipe George, en el salón Verde del castillo de Windsor.

Frogmore House, la casa de campo inglesa del siglo XII donde la pareja se tomó las fotografías oficiales de compromiso.

LA CENA DE GALA
Después de la celebración en el castillo de Windsor, los novios se dirigieron a Frogmore House para la segunda parte del casamiento, una cena de gala que ofreció el príncipe de Gales para 200 invitados. Se trasladaron hacia allí en coche, en un icónico modelo Jaguar descapotable que en su matrícula escondía un romántico detalle: “190518”, es decir, la fecha en la que se dieron el “sí, quiero” y se convirtieron en duques de Sussex.
Para esta fiesta Meghan Markle lució un vestido escote halter de Stella McCartney. El detalle de llevar “algo azul”, como marca la tradición británica, fue una alhaja que Meghan recibió de la Corona Real, y el príncipe Harry le regaló un anillo de aguamarina que perteneció a su madre, Diana de Gales.