
Una novia con un vestido verde y capa de terciopelo

El 7 de marzo, una semana antes de que empezara la pandemia, Justina Socas y Clément Le Cos zse casaron en la capilla de Nuestra Señora de Fátima en el pequeño pueblo de Juan Anchorena. Los invitados vinieron de Argentina y Francia.
Los novios desde el principio querían casarse en La Lucila, la estancia de la familia de Justina en Buenos Aires. La estancia tiene un parque diseñado hace cien años por el botánico Charles Thays.

Justina siempre supo que no quería casarse de blanco, así que recurrió a Gino Bogani, un modisto ítalo-argentino, para su vestido de novia. Su color favorito es el verde y tuvo la idea de un vestido que combinara con el color de mis ojos. Justina es artista e historiadora del arte, por lo que la inspiración para su vestido fue la época del Renacimiento. Acompañó el vestido con una capa de terciopelo y zapatos de Aquazzura.

El novio se vistió con un traje Pini Parma y zapatillas Vibi Venezia.



Justina llegó a la iglesia en una Ford T en compañía de sus hermanos Salvador y Beltrán.


El Padre Jaime Morea, tío de la novia ofició la ceremonia fue en español y en francés. La novia entró con la música de La Misión de Enio Morricone. La orquesta también tocó el Bolero de Ravel de Bach y la Serenata de Schubert.
Los primos de la novia Olivia, Isabel, Pedro e Hilario formaron el cortejo. Los vestidos de las niñas eran diseño de Marta Paz y llevaron coronas por Cecilia Costantini. Los varones vistieron bombachas de lino y camisas diseñadas por Aux Charpentiers.







Después de la ceremonia los novios e invitados festejaron en la estancia La Lucila. La decoración de la fiesta estuvo a cargo de Gloria Cesar, se sirvieron empanadas, asado y cordero a la cruz.
Durante la fiesta los novios con amigos cantaron ‘Milord’ de Edith Piaf La música fue de DJ argentino-francés Chiwi Baynaud comenzó la fiesta con “La Vie En Rose” de Grace Jones.
Para la fiesta, la novia se cambió el vestido de novia y se puso un vestido de Zimmermann con una corona floral diseñada por Cecilia Costantini.
La noche terminó con la actuación de percusión del grupo local de tambores La Bomba del Tiempo que combinó ritmos andinos, saxofón y danza.



Al otro día del casamiento festejaron con un brunch en el campo. Para el brunch Justina llevó un vestido de Zimmermann con alpargatas de Castañer, un pañuelo de Hermès y un sombrero gaucho de Casa Maidana, la casa de sombreros más antigua de Argentina.