
18 Imperdibles de Paris para tu Luna de Miel

1. Un paseo por el Palais Royale
Empiecen en este jardín secreto, un oasis elegante en el corazón de París, rodeado de columnas neoclásicas y galerías cubiertas que datan del siglo XVII. Originalmente residencia del cardenal Richelieu. Hoy, alberga instituciones como la prestigiosa Comédie-Française, uno de los teatros más antiguos de Europa así como boutiques, cafés y restaurants.
Después de pasear entre sus simétricos senderos y esculturas contemporáneas, hagan una pausa en el encantador Café Nemours, fuera del Palais. Escenario de películas como El Turista, es el lugar ideal para ver pasar la vida parisina con una copa de vino blanco o un café crème.
2. Caminata por Champs Elysées
Nada más lindo como pasear por Champs-Élysées, a cualquier hora del día. Comenzá en la Place de la Concorde, la plaza más grande de la ciudad, conocida por su historia durante la Revolución Francesa. A un lado de la plaza se encuentra el Hôtel de la Marine, un edificio neoclásico del siglo XVIII que originalmente albergaba el Garde-Meuble de la Corona. Hoy, restaurado y abierto al público, ofrece una mirada al esplendor de la época y vale una visita.
Continuá por la avenida y pasá frente al Palais de l’Élysée, residencia oficial del Presidente de la República Francesa desde 1873.
A mitad de camino explorá espacios culturales como Artcurial luego hacé una pausa en Ladurée Champs-Élysées (75 Avenue des Champs-Élysées), la emblemática maison de macarons y patisserie francesa. Su elegante salón de té, con decoración estilo Napoleón III, ofrece una experiencia para disfrutar de un té .
Disfruten de las vidrieras de las boutiquesy terminen en el majestuoso Arco de Triunfo, desde donde podrás contemplar una de las vistas panorámicas más impresionantes de París.

3. Una visita selectiva al Louvre
Aunque no seas fanático del arte, el Louvre merece una visita. Este majestuoso edificio que fue el palacio real desde el siglo XVI, siendo residencia de monarcas franceses hasta que Luis XIV trasladó la corte a Versalles en 1682.
Hoy, el Louvre no solo alberga una de las colecciones de arte más importantes del mundo, sino que también ofrece una experiencia arquitectónica y cultural única. La icónica pirámide de cristal, diseñada por Ieoh Ming Pei, marca la entrada al museo y contrasta con la arquitectura clásica del palacio.
Si no quieren estar mucho tiempo elijan al menos la Sala de los Italianos, donde están las grandes obras de Da Vinci, Rafael y Caravaggio . Después, hagan una pausa en el elegante Café Marly, ubicado bajo las arcadas del museo, con vistas privilegiadas a la pirámide o en Lou Lou con una terraza con vista directa a los jardines de Tuileries y al Louvre, ideal para almorzar bajo el sol o comeral atardecer. Además, el Louvre alberga boutiques exclusivas donde pueden encontrar recuerdos únicos.
Otro buen plan es cruzar al Jardin des Tuileries para un picnic improvisado bajo los árbol de unos de los puestos que venden baguettes, ensaladas y tartas de ahí.

4. Recorrer el barrio Le Marais
Desde la elegante Place des Vosges, la plaza más antigua de París, inaugurada en 1612, hasta las boutiques de diseño escondidas, galerías de arte entre calles adoquinadas, el Marais es el barrio ideal para deambular sin apuro. La plaza, con sus 36 pabellones de ladrillo rojo y piedra caliza,ha sido hogar de figuras ilustres como Victor Hugo, cuya casa-museo se encuentra en el número 6.
Pasen por el Musée Carnavalet, tomen algo en el Fabula Café en el jardín del museo y terminen en Merci, la concept store más encantadora de París. El Museo Picasso es otra linda parada si les gusta el arte.

5. El arte y el diseño en Rue du Bac
Esta calle guarda joyas como la Capilla de la Medalla Milagrosa, donde en 1830 la Virgen María se apareció a Santa Catalina Labouré, dando origen a la célebre medalla que millones de fieles llevan como símbolo de protección y fe .
A pocos pasos, se encuentran la tienda Conran Shop, referente del diseño contemporáneo, y el exquisito Le Bon Marché, el primer gran almacén de París.
Además, en la cercana Rue de Sèvres, se ubica la boutique Hermès, instalada en una antigua piscina art déco, y en la Rue de Grenelle, la tienda insignia de Inès de la Fressange, que encarna el chic parisino por excelencia.

6. Notre-Dame, Sainte-Chapelle y el alma de Saint-Germain-des-Prés
La catedral de Notre-Dame ha reabierto sus puertas, más majestuosa que nunca. Aprovechá para combinar la visita con la cercana Sainte-Chapelle, donde los vitrales góticos transforman la luz en un espectáculo de colores. Si podés, andá a media mañana: el sol convierte el interior en un caleidoscopio celestial.
Desde allí, cruzá el Sena hacia Saint-Germain-des-Prés, un barrio que respira historia y cultura. Sentate en el legendario Café de Flore o en Les Deux Magots, donde alguna vez Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir debatieron sobre filosofía y literatura.
No te pierdas Le Procope, el restaurant más antiguo de París, fundado en 1686, que fue punto de encuentro de Voltaire y Benjamin Franklin. Y si buscás una experiencia más animada, la Brasserie Lipp ofrece un ambiente vibrante y auténtico, ideal para sumergirse en la vida parisina.
Saint-Germain-des-Prés es más que un barrio; es una experiencia que combina historia, arte y el placer de vivir.

7. Conocé los impresionistas en el Musée d’Orsay y el jardín de Rodin
El Musée d’Orsay, ubicado en una antigua estación de tren de estilo Beaux-Arts, alberga la mayor colección de arte impresionista y postimpresionista del mundo. Sus salas exhiben obras maestras de Monet, Renoir, Van Gogh, Degas y Cézanne, entre otros.
A pocos pasos, el Musée Rodin situado en el Hôtel Biron, un petit palais del siglo XVIII donde vivió y trabajó Auguste Rodin, el museo expone muchas de sus obras más emblemáticas, como El Pensador. Sus jardines de tres hectáreas, adornados con esculturas entre rosales, proporcionan un entorno ideal para un paseo tranquilo.
Para completar la visita, el café-restaurante L’Augustine, ubicado dentro del jardín de esculturas del museo, ofrece un espacio encantador para almorzar o disfrutar de una bebida rodeado de arte y naturaleza.

8. Una visita a Versalles
Cuesta salir de París pero vale la pena para conocer la majestuosidad de Versalles. Comenzá explorando el imponente palacio y luego aventurate por los jardines diseñados por el célebre paisajista André Le Nôtre, creador del estilo de jardín francés formal. Sus diseños geométricos, fuentes ornamentales y avenidas arboladas, ofrecen una experiencia visual única .
Al alejarte del palacio, descubrí el encantador Domaine de Marie-Antoinette.
Para completar el día, considerá alquilar una bicicleta o un bote para recorrer los extensos terrenos, o simplemente relajate en uno de los cafés del parque, disfrutando de la serenidad y el esplendor que solo Versalles puede ofrecer.

9. Avenue Montaigne y el universo Dior
En el corazón del Triángulo de Oro parisino, la Avenue Montaigne despliega un desfile de elegancia con boutiques de alta costura como Chanel, Saint Laurent y Louis Vuitton. Sin embargo, la joyita indiscutible es la Maison Dior en el número 30, que combina una boutique de lujo con un museo que celebra la historia y el legado de la casa de moda. Este espacio, recientemente renovado, ofrece una experiencia inmersiva en el mundo de Dior, desde sus primeras creaciones hasta las colecciones contemporáneas.
A pocos pasos, el Hôtel Plaza Athénée cautiva con su fachada adornada de toldos rojos y balcones floridos. Aunque no te hospedes allí, vale la pena detenerse en su elegante Le Bar.
Otra buena opción para ver pasar a la gente, el restaurante L’Avenue, ubicado en el número 41, es una opción destacada. Con su terraza al aire libre es un lugar ideal para almorzar, cenar o simplemente disfrutar de un café mientras observas el elegante ir y venir de la ciudad.
10. El Faubourg Saint-Honoré y la Place Vendôme
Pasear por la Rue du Faubourg Saint-Honoré esla calle de la moda y el lujo parisino. Aquí, vidrieras de casas emblemáticas como Chanel, Hermès, Goyard y Lanvin marcan el ritmo del estilo francés. Continuando el recorrido, se llega a la majestuosa Place Vendôme, célebre por su arquitectura armoniosa y su historia vinculada a la alta joyería. En esta plaza nacieron las primeras boutiques de Cartier, Van Cleef & Arpels y Chaumet, y fue el hogar de Coco Chanel durante años en el legendario Ritz Paris.
Para cerrar la tarde con ese aire de película, podés sentarte en la terraza del mítico Hôtel Costes y disfrutar de una copa en su elegante bar, o si preferís algo más clásico. Otra opción encantadora es tomar el té en el histórico salón de té Angelina, ubicado en el número 226 de la Rue de Rivoli. Fundado en 1903, este emblemático establecimiento es famoso por su exquisito chocolate caliente y su torta insignia, el Mont-Blanc.

11. Recorrer París en bici
Hagan al menos un trayecto en bici con Vélib’ —el sistema público de bicicletas—, especialmente por la orilla del Sena. Es una manera distinta (y romántica) de vivir la ciudad.

12. Una tarde bohemia en Montmartre
Subir a pie las callecitas empedradas de Montmartre es como viajar en el tiempo. Entre artistas pintando en la Place du Tertre, vistas panorámicas desde la Basílica del Sacré-Cœur y fachadas cubiertas de hiedra, todo respira romance.
Imperdible escondido: el Musée de la Vie Romantique, con su jardín secreto, su salón de té, y una atmósfera que parece salida de una novela del siglo XIX. Ideal para una pausa tranquila, con torta casera y jazmín en flor.
Podrán comer en : Le Consulat clásico, fotogénico, con historia de artistas; La Maison Rose de los lugares que más aparecen en Instagram; Hardware Société (al pie del Sacré-Cœur) patra un brunch moderno o Cœur Sacré, ubicado al pie del Sacré-Cœur, este café-restaurante y boutique de diseño en la azotea ofrece una experiencia única con vistas impresionantes de París.
13. Jardin du Luxembourg: un parque para perderse de a dos
Entre estatuas, fuentes y flores, el Jardin du Luxembourg es perfecto para caminar de la mano, leer en una silla verde bajo los castaños o compartir un croissant mirando la fuente central. Es un jardín con historia, diseñado en el siglo XVII para María de Médici, y conserva su aire aristocrático sin dejar de sentirse acogedor.
Si vas por la mañana, podés hacer un picnic simple en el pasto o simplemente sentarte a ver la vida parisina pasar. Si te gusta el arte, el Musée du Luxembourg suele tener exposiciones temporales interesantes.

14. Un paseo por los jardines de la Tour Eiffel
Nada simboliza París como la majestuosa Tour Eiffel. Para disfrutarla al máximo, comenzá explorando los Jardins du Trocadéro, donde podés hacer un picnic y ver como se encienden las luces y para terminar la experiencia podés ir a Les Ombres: situado en la terraza del Museo Quai Branly, este restaurante ofrece una vista directa de la Tour Eiffel ideal para una cena romántica bajo las luces de París.
Girafe es otra buena opción ubicado en la Place du Trocadéro, Girafe combina una decoración art déco con una terraza que ofrece una de las vistas más impresionantes de la Tour Eiffel.

15. Un paseo en Bateau Mouche al atardecer
Aunque sea una experiencia turística, un paseo en Bateau Mouche al atardecer ofrece una perspectiva única de París desde el río Sena. Durante el recorrido, podrás admirar monumentos emblemáticos como la Tour Eiffel, la Conciergerie, Notre-Dame, La Conciergerie y el Louvre y las vistas panorámicas.

16. Un picnic junto al Sena
Un picnic en las orillas del Sena es un clásico. Lugares como el Parc Rives de Seine o los jardines cercanos al Pont des Arts son ideales para relajarse, disfrutar de algunas delicias que elijan en una boulangerie y una copa de vino, y contemplar el atardecer sobre la ciudad.

17. Arte contemporáneo en la Bourse de Commerce
La Bourse de Commerce – Pinault Collection es un museo de arte contemporáneo ubicado en un edificio histórico en el corazón de París.
Además de las exposiciones, el museo cuenta con un restaurante en la azotea, Halle aux Grains, que ofrece vistas panorámicas de la ciudad, y una librería especializada en arte.
Para el almuerzo o comida por la noche Le Grand Colbert es una buena opción.
17. Una noche en la Opera Garnier
Una noche en la Ópera Garnier es uno de esos planes que se sienten atemporales. Ya sea para ver un ballet clásico o simplemente recorrer su majestuosa escalera de mármol bajo el gran techo pintado por Chagall, la experiencia es pura magia.
Tip de insiders: reserven una visita guiada nocturna o combínenlo con una comida previa en Café de la Paix, justo enfrente, donde el Belle Époque sigue vivo.