
Un casamiento en la Estancia La Elina

Olivia Pando y Borja Martel se casaron el 15 de marzo en la Estancia La Elina. Querían que su casamiento tuviera el espíritu de un festival, por lo que lo llamaron ‘Bitcoinchella’, un nombre que los representa a la perfección, inspirado en el famoso festival Coachella y su pasión por el Bitcoin. Ambos vienen del mundo de la tecnología, se conocieron trabajando y comparten un gran interés por las criptomonedas. La organización del casamiento estuvo a cargo de Camila Landaburu de Malca Agency


La novia
Oivia llevó dos vestidos de Anushka Elliot, uno para la ceremonia y otro para la fiesta “Oli eligió un corte halter con espalda descubierta para su vestido principal. La tela es un tul bordado con cintas de raso y brillitos, a su vez tenía aplicado sobre los laterales y en la cola del vestido un tul bordado de flores, el cual salía del vestido y se transformaba en un mega velo que prendia desde un tocado que llevaba en la cabeza. Todo estaba íntegramente bordado a mano para darle las terminaciones y toques finales.
El segundo look, tambien diseñado en el atelier, fue un top recto y una falda midi con gajos de guipure en hilo dorado y plata” comentó la diseñadora.
La maquilló y peinó el equipo de Mechi Miqueo Studio.





La ceremonia
La novia llegó en sulky a las 3 de la tarde acompañada de sus tres primos varones y entró del brazo de su padre.
a decoración de la ceremonia estuvo a cargo de la empresa Michelson Lagos, decorada coon flores amarillas donde predominaban los girasoles.











La Fiesta
La ambientación estuvo a cargo de Michelson Lagos. Camila Landaburu nos contó: “La idea era que la recepción y la ceremonia tuvieran un estilo campestre chic, con mucho color. Las flores, las frutas y hasta los almohadones vibrantes le daban una personalidad única, que representa mucho a Oli. En la recepción predominaban tonos naranjas, rosas, verdes y amarillos. Para la comida, se dispusieron mesas al aire libre, iluminadas en la cancha de polo. Además, instalamos una pista en la recepción, donde se bailó el vals y se disfrutó de las primeras horas del atardecer.”
El catering estuvo a cargo de Somos Emme, con un plato principal de carne acompañada de puré de boniatos, y de postre, panqueques de dulce de leche. También había estaciones de quesos, charcuterie y una isla de fuegos.
“Queríamos generar un efecto sorpresa con la carpa, que estaba completamente entelada y cerrada. Nadie podía ingresar hasta el baile, que comenzó a las 9 de la noche. La cena terminó con fuegos artificiales y, en ese momento, abrimos las puertas. La carpa, por dentro, era un universo completamente distinto a lo que se vivía afuera. Nos inspiramos en un bar londinense con un aire de cabaret: todo en tonos rojos, con lámparas extravagantes, una gran luna, livings de pana negra y muchos espejos, creando un gran contraste. La pantalla de la carpa era circular, haciendo referencia a una moneda, y en las visuales jugamos con gráficos inspirados en Bitcoin.”
La música estuvo a cargo de Tomás Fernández Saenz.
Como entretenimiento tuvimos a “Los Pibes Chorros”, y un stand de habanos, tabaco y whisky.
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novia con vestido plisado